martes, 30 de junio de 2015

Una boda, dos grandes sueños

Has contraído nupcias durante las noches blancas de San Petersburgo, pero bajo el azul mediterráneo de Barcelona.
Llegaste sentada de costado en la silla de tu caballo, luciendo un espectacular vestido heleno, que me hizo dudar por unos instantes si no me había trasladado a la Olimpia de a.C. en una de mis frecuentes ensoñaciones diurnas.
Flamante cual hermoso adonis apareció el novio en uno de esos bólidos cuyos motores fabrican a modo artesanal. El mismísimo casi invencible héroe Aquiles, se habría quedado pasmado, de haberlo visto llegar.
Orondo y feliz cual pluma al viento, se dispuso a esperar la llegada de la novia, que nadie oteaba por el horizonte. Cuando cual alucinación apareció ante nuestros atónitos ojos, un único caballo apaciguó toda la cuadra encerrada en el motor del vehículo.  Una vez más, el nervio de la vida se impuso al acero.

Todos esos lugares ya habitaban en mí antes de que tu vinieses al mundo, y de buen seguro que ahora formaban parte de las valiosas ruinas de tu inconsciente.
Tu novela familiar comenzó cuando disipada la mitad de 1980, aterricé en Leningrado, recién finalizada la Olimpiada de Moscú, que había sido interpretada en clave de apertura de la Unión Soviética al mundo occidental.
Eran los inicios de lo que Mijail Gorbachev bautizaría como "Glasnost" y "Perestroika", el proceso de transición de los soviets hacia las democracias parlamentarias, similar al proceso en el que hacía unos años estaba inmersa España, solo que nosotros procedíamos del fascismo y los soviets de un engendro comunista que funcionaba como un "capitalismo de Estado".

Tu madre fue designada la guía de habla hispana para mi grupo de Barcelona, del que yo era el guía acompañante.  Dos almas soñadoras e incautas, expuestas a las flechas de Cupido, de las que fuimos diana.  Las obras cercanas al hotel Pulkovskaya, a orillas del Báltico, fueron testigos de los primeros besos.
Amaba la lengua castellana y sus sueños de caballerías parecían sacados de algún fragmento de Don Quijote.  Adoraba España, sus costumbres y folclore e idolatraba a nuestro controvertido Raphael.

Para mi familia, que lo habían perdido todo en la guerra civil, la Unión Soviética permanecía como el único credo referente de la gente humilde y trabajadora. Nos congratulábamos de que fueran por delante de los americanos en la carrera espacial y estábamos al tanto de sus progresos.
La U.R.S.S., Cuba y el Ché, eran la biblia de los desarrapados que ya no podían creer en el género humano y mucho menos en una Iglesia que había tomado partido del lado del dictador.

Nos casamos en Leningrado, un frío pero hermoso otoño de 1981, en una ceremonia tan emotiva como la tuya.  Volví a Barcelona con mi familia y amigos y a Tatiana la dejaron salir 9 meses más tarde, todo un detalle "socialista" para con los novios, a quienes no les era permitido pernoctar juntos en el mismo hotel, una vez casados.  Estados tan rígidos no pueden sino quebrarse.

Tu naciste del choque de esos dos trenes cargados de sueños y mutuas idealizaciones, por eso eres un alma nueva que estrena el mundo, vital y temperamental.  La pasión latina con el sabroso vodka ruso, son un auténtico cóctel molótov.
Disculpa que en tu boda nos hayamos sentado en mesas separadas, pero eso ya forma parte de la caída de los velos, de los telones de acero y el linchamiento de los ideales. Historias mundanas que forman parte de nuestra letra pequeña, de esa con la que hemos escrito 3 décadas de nuestras vidas.

No olvides que siempre serás la hija de los sueños, que es el origen más hermoso del ser humano, de ese, tan a menudo esperpéntico ser humano, por el que voy perdiendo interés, y del que ya sólo me conmueve todo lo que le trasciende, todo  lo que de espiritual hay en él.
No olvides que fuiste deseada y amada, pues esa es la base para que tu también puedas amar y desear a Andrés, que, como bien sabes, significa "hombre" en griego.  Para vosotros este poema que he escrito para un día tan especial e irrepetible.


"Sujetad con brío los caballos,
detened ese imparable galope
que trae la noche entre sus cascos.
Rogad a Cronos solicite de Zeus
remanse el tiempo en ese sirope
donde duermen los besos no nacidos.

Sujetad con fuerza los caballos,
cosed estrellas en sus crines
a fin de ahuyentar la oscuridad;
que hoy la luz no quiere dejarnos
sin antes guiar los esposos a los orígenes,
donde el amor sobrevive a la maldad.

Laura y Andrés ya cabalgan juntos,
dos caballos y una sola montura,
dos corazones y un único latido;
dos cuerpos y una sola postura,
dos voces que llaman a los hijos,
dos amantes en busca de un destino"

i Toledo.   27 de junio de 2015
Que seáis muy felices.

martes, 2 de junio de 2015

Pitar el himno

No pensaba escribir sobre un tema tan banal, pero yo estaba allí, en ángulo recto con su Majestad, a unos 100 metros de distancia y 90.000 personas más. Asistimos "in situ" a uno de esos maravillosos goles de la factoría Messi y a una plácida final donde el Barça dió un recital de buen fútbol.
Durante el día, las calles habían sido tomadas por los más de 60.000 aficionados del Atleti de Bilbo, que se habían desplazado a la ciudad condal, muchos de ellos sin entrada al estadio.  Tomaban cervezas y compartían fotos con una complicidad, armonía y buen rollo, que sería impensable en una hipotética final con el Real Madrid.

Himno, bandera y uniformes actúan como una segunda piel que refuerza nuestro narcisismo identitario. Son símbolos sociales que cuando participan del imaginario colectivo, generan una sensación de pertenencia a un grupo social o nación.  Pero no es el caso de España, donde se reformó el escudo y símbolos de la bandera de la dictadura, pero se mantuvo el himno. ¿Efecto psicológico de continuidad?

Miles de personas silbando o pitando a la vez desafía de largo la normativa municipal relativa al nivel de ruido permitido por las noches.  El volumen de decibelios era tan elevado que tenía que taparme los oídos, pues me dolían. Me quedé sin escuchar ese insulso himno sin letra que representa a España y tampoco pude oír el himno vasco ni el catalán.

El gobierno piensa en castigarnos y si hace falta cambiar la ley que argumenta que esa acción forma parte de la libertad de expresión de un pueblo supuestamente libre. En la capital están asombrados de que con la "mordaza" puesta hayamos sido capaces de soplar.  Están barajando la posibilidad de identificarnos a todos con la foto de la supercámara y quizás con la ayuda de Google earth. Dudo que salga muy favorecido tapándome las orejas, pero igual les compro la foto para tener un recuerdo.

Este país hizo una chapuza de transición, una chapuza de Constitución y una omisión total de la necesidad de finiquitar la guerra civil de una forma honrosa para el bando republicano, que no olvidemos que aunque figuran como los "malos", eran los que defendían el gobierno que había salido de las urnas.  Somos especialistas en chapuzas y así nos va.  Aquí a todo mal le recetan tiempo, que pase el tiempo y traiga el olvido, pero esa frase de que el tiempo lo cura todo es una gran mentira, pues ya Freud lo dejó muy claro cuando afirmaba que si el pasado no se elaboraba, estaba uno condenado a repetirlo.

Todos mis compañeros de asiento exponían sus razones para la pitada y todos coincidían que no era al himno en sí a lo que silbaban, sino a la corrupción, al retroceso de las libertades, a la pérdida de los derechos laborales, a un Estado prepotente que no escucha a las nacionalidades históricas y no quiere cederles la libertad de autodeterminación. No eran irrespetuosos, no eran incultos, son gente normal y trabajadora, que quieren que se les trate como ciudadanos libres y responsables y que están hartos de que en el 2015 seguimos arrastrando los mismos problemas de siempre, a los que se les pretende lavar la cara o tergiversar.  Y con represión, multas, sanciones, amenazas y demás argucias no hacemos más que agravar las cosas.  La calle, que es mucho más ágil y creativa que estos políticos de tres al cuarto, ya había sacado un chiste que me enviaron por whatsApp al día siguiente del partido:

        "Oye Patxi, ¿tu sabes porqué el himno español no tiene letra?
          Pues porque se silba, joder!!!

A los aficionados a las hemerotecas les recordaré que hace unos 3 años en Madrid se pitó a La Marsellesa y no pasó nada, ni Francia nos declaró la guerra, y remontándonos algo más en el tiempo, el antiguo campo del Barça de Les Corts, fue clausurado durante la dictadura de Primo de Rivera, porque el público dedicó una sonada pitada a la Marcha Real.  Y en Madrid siguen sin enterarse de que en Barcelona, aunque hay de todos los colores, la mayoría somos republicanos.