jueves, 25 de septiembre de 2014

Dinero, caca y analidad desde el psicoanálisis

Tanto Freud como Ferenczi se interesaron por la significación simbólica del dinero. En estos términos se expresaba su descubridor: "En todo lugar donde el modo de pensamiento arcaico ha sido dominante o subsiste todavía, en los viejos cultos, los mitos, los cuentos y las supersticiones, en los pensamientos inconscientes, el sueño y las neurosis, el dinero es puesto en relación muy estrecha con las materias fecales.

El genio de Sigmund Freud nos muestra la relación profunda que existe entre la erogeneidad fuertemente marcada de la zona anal en la infancia y un rasgo de carácter que se desarrolla más tarde, la avaricia.  Los individuos que se vuelven particularmente ordenados, económicos y obstinados nos enseñan, cuando se hace la investigación psicoanalítica de su pequeña infancia, que ellos formaban parte de aquellas criaturas "que se niegan a vaciar sus intestinos porque obtienen de la defecación un fruto placentero, a los que, algunos años más tarde, "retener sus evacuaciones producía placer" y recuerdan haber hecho en su infancia "·todo tipo de cosas poco convenientes con las materias fecales cotidianamente exigidas"

El interés del niño por sus evacuaciones obtiene su primera distorsión del hecho de que el olor de las heces le resulta desagradable e incluso le repugna.  Esto está probablemente en relación con el principio de la marcha vertical, del alejamiento del suelo.  Las otras características de esa materia, humedad, color, viscosidad, etc. no ofenden provisionalmente su sentido de la propiedad.
Sin embargo, por poco que encuentre la ocasión revuelve y juega todavía de buena gana con el barro húmedo que él ama recoger en grandes montones.   Estos montones de barro son ya, en cierta medida un símbolo que se diferencia de "la cosa" propiamente dicha por la ausencia de olor. Para el niño, el barro es en cierta manera las materias fecales desodorizadas.

Como consecuencia de la educación hacia la limpieza, todas las substancias que podrían dejar marcas sobre el cuerpo o sus vestidos, son despreciadas y evitadas como "cosas sucias", eso que las mamás gustan  en llamar "caca".  El interés del niño se vuelca entonces sobre la arena, que aun teniendo el color de la tierra, está seca y más limpia.
Toda una serie de análisis me han además convencido de que la hipocondría es en realidad, en muchos casos, un producto de fermentación del erotismo anal, un desplazamiento de los intereses coprófilos no sublimados de sus objetos primitivos sobre otros órganos y otros productos del cuerpo, significando una alteración del índice de placer.

El niño saca un placer infinito en llenar de agua agujeros cavados en la arena y acercar de esta manera la materia de su juego, a su estado acuoso primitivo.  A menudo utilizan su propia orina para esta irrigación, como si quisieran señalar la afinidad de las dos materias.  Los niños persisten en oler con predilección las materias viscosas de perfume característico, especialmente el producto descompuesto de fuerte olor que proviene de la caída de las células epidérmicas acumuladas entre los dedos de los pies, la secreción nasal, la cera de las orejas y la suciedad de las uñas; algunos no solo los amasan y huelen, sino que los meten también en su boca.

NO HAY DUDA DE QUE LA ESTÉTICA EN GENERAL TIENE SU RAÍZ MÁS PROFUNDA EN EL EROTISMO ANAL RECHAZADO.

2 comentarios:

  1. Me sorprende que no haya comentarios, muy interesante tan corta entrada, comprendo cuan sintetizado es el tema que has expuesto y te felicito por hacerlo tan digerible.

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